SIMON SCARROW "Aguila"
Serie de Quinto Licinio Cato
Quinto Licinio Cato ha conseguido la preciada libertad a cambio del compromiso de servir en la legión; sin embargo, ninguno de sus compañeros parece muy seguro de que haya hecho un buen negocio. La implacable instrucción a la que le someten y las interminables marchas no parecen lo más apetecible para un joven culto y refinado como Cato, pero, tras dos semanas en el campamento y después de ser víctima de las más crueles novatadas, parece listo para enfrentarse a los bárbaros germanos e iniciar una prometedora carrera como optio.
Aún en Britania (como en Las garras del Águila), Quinto Licinio Cato ve la alegría de su ascenso a centurión empañada por una misión casi imposible: convertir a una tribu de bárbaros, los Lobos, en una unidad al servicio del ejército romano que deberá cubrirle las espaldas en su avance por el interior del país. Los infructuosos intentos por dotarlos de disciplina, pese a la ayuda de Macro, darán pie a divertidas escenas, pero hay poco tiempo para las bromas cuando una turbamulta de salvajes se dispone a atacarles.
En lo que parece que va a ser el ataque definitivo contra las hordas de Carataco, la tercera cohorte debe desempeñar un papel de primer orden, cortando una posible retirada. Sin embargo, el fracaso en el cumplimiento de esta misión, la desbandada que éste provoca y las luchas internas en el seno de la propia cohorte van a desencadenar una situación crítica. En su búsqueda de un cabeza de turco, el nuevo centurión superior se fija en los centuriones Macro y Cato, que se ven así ante la disyuntiva de desertar o morir.
Corre el año 45 d.C. y un inesperado lance en el Mediterráneo amenaza la seguridad del Imperio. Los centuriones Macro y Cato, que deambulan por Roma mientras esperan el desenlace de una investigación por asesinato en la que se han visto involucrados, se ven de pronto enfrentados a una misión de la que puede depender el futuro del Imperio. Los piratas del Mediterráeno se están convirtiendo en algo más que una molesta piedrecita en las sandalias de los soldados romanos, y la captura de tres embarcaciones que llevaban a bordo documentos de trascendental importancia política ha colmado la paciencia de Narciso, el secretario imperial, y del propio Claudio.
Quinto Licinio Cato ha conseguido la preciada libertad a cambio del compromiso de servir en la legión; sin embargo, ninguno de sus compañeros parece muy seguro de que haya hecho un buen negocio. La implacable instrucción a la que le someten y las interminables marchas no parecen lo más apetecible para un joven culto y refinado como Cato, pero, tras dos semanas en el campamento y después de ser víctima de las más crueles novatadas, parece listo para enfrentarse a los bárbaros germanos e iniciar una prometedora carrera como optio.
En el verano del año 43 d. C., la invasión romana de Britania se encuentra con un obstáculo inesperado: la desconcertante y salvaje manera que tienen los rudos britanos de enfrentarse a las disciplinadas tropas imperiales. La situación es desesperada, y quizá la inminente llegada del emperador Claudio para ponerse al frente de las tropas en la batalla decisiva sea el revulsivo que unos legionarios aterrados y desmoralizados necesitan.
Pero los romanos deben resolver un conflicto interno que amenaza los cimientos del imperio, pues parece que alguien está dispuesto a acabar con la vida de Claudio desde sus propias filas. Desacreditado y sospechoso de alta traición, Quinto Licinio Cato deberá demostrar de nuevo que no es optio sólo gracias a sus influencias.
Tras la sangrienta conquista de "Camuloduno", durante el crudo invierno del año 44 d.C. el ejército romano se prepara para extender la invasión de Britania con un contingente de 20.000 legionarios armados hasta los dientes. El general Aulo Plautio confía en que la llegada de la primavera facilite la campaña, pero, inesperadamente, su familia es raptada por los druidas de la Luna Oscura. El centurión Macro y el optio Cato serán los encargados de adentrarse en el peligroso territorio de la tribu de los Durotriges, encontrar a la familia del general y, si es posible, rescatarla.
Aún en Britania (como en Las garras del Águila), Quinto Licinio Cato ve la alegría de su ascenso a centurión empañada por una misión casi imposible: convertir a una tribu de bárbaros, los Lobos, en una unidad al servicio del ejército romano que deberá cubrirle las espaldas en su avance por el interior del país. Los infructuosos intentos por dotarlos de disciplina, pese a la ayuda de Macro, darán pie a divertidas escenas, pero hay poco tiempo para las bromas cuando una turbamulta de salvajes se dispone a atacarles.
En lo que parece que va a ser el ataque definitivo contra las hordas de Carataco, la tercera cohorte debe desempeñar un papel de primer orden, cortando una posible retirada. Sin embargo, el fracaso en el cumplimiento de esta misión, la desbandada que éste provoca y las luchas internas en el seno de la propia cohorte van a desencadenar una situación crítica. En su búsqueda de un cabeza de turco, el nuevo centurión superior se fija en los centuriones Macro y Cato, que se ven así ante la disyuntiva de desertar o morir.
Corre el año 45 d.C. y un inesperado lance en el Mediterráneo amenaza la seguridad del Imperio. Los centuriones Macro y Cato, que deambulan por Roma mientras esperan el desenlace de una investigación por asesinato en la que se han visto involucrados, se ven de pronto enfrentados a una misión de la que puede depender el futuro del Imperio. Los piratas del Mediterráeno se están convirtiendo en algo más que una molesta piedrecita en las sandalias de los soldados romanos, y la captura de tres embarcaciones que llevaban a bordo documentos de trascendental importancia política ha colmado la paciencia de Narciso, el secretario imperial, y del propio Claudio.
Cuando a Roma llegan noticias del deplorable estado en que se encuentran las tropas que controlan las fronteras orientales del Imperio y de los escándalos en que se ven implicados sus oficiales, se decide mandar a dos centuriones experimentados para restaurar el orden en una zona de vital importancia
estratégica. Como no podía ser de otra manera, Macro y Cato son los elegidos. Sin embargo, el caso en que se halla sumido el ejército imperial es el menor de los problemas a los que deberán enfrentarse. Bannus, un cabecilla local, está encendiendo los ánimos y atizando el ardor guerrero de los habitantes de Judea recordando el nombre de un oscuro personaje crucificado en Jerusalén hace ya casi setenta años.
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